sábado, 20 de octubre de 2007

Mis amigos

Ya no están ahí. Debería importarme, no lo dudo, pero así son las cosas. Unos eligen seguir el camino, otros nos paramos a pensar. Nada se puede reprochar. Una vez un amigo mío perdió a sus amigos... no le entendí; ahora comprendo sus palabras... él tampoco está, tan sólo en este escrito. Nada se puede reprochar, ya lo he dicho.
Esta noche está llena de silencios. El silencio me abruma entre letra y letra. Al igual que arranqué las raíces del árbol que me dió la vida, rompí los critales de todas las ventanas. Quise que el viento viniera conmigo, la brisa de las risas y los momento que recordar; pero sólo los cuervos sonríen esta noche.
Creo sinceramente que cuando decides caminar en otra dirección debes ser consciente de lo que toma otro rumbo. Pasar del tema y encarar ese nuevo mañana que tus propias manos abrirán para ti y para quien te acompaña en esa aventura. Así se puede vivir, sin olvidar, pero lleno del poder necesario para seguir siendo tú mismo y no depender de los hombros donde lloraste una vez, de las jarras de cerveza que vaciaste ni las noches llenas de júbilo.
Así es el Cielo y el Infierno, dos lugares distintos, dos lugares donde poder disfrutar.

1 comentario:

ovario dijo...

sin condicionarse, pero sin prescindir, decidir quien nos acompaña y por cuanto tiempo....nunca solapar, nunca subyugar..